El baño turco es el lugar de relajación por excelencia, lejos de las actividades que podemos conocer en nuestros gimnasios. Es parecido al sauna, el cual permite descomprimir y relajar los músculos y las articulaciones después de un entrenamiento. Las temperaturas pueden alcanzar hasta los 50°. Después de haber tomado una ducha, podrás sentarte en uno de los bancos y dejar que el calor, que es menos intenso que en el sauna, actúe sobre tu piel, tus músculos y vías respiratorias. Al finalizar dúchate para que tus poros se cierren.